martes, 28 de julio de 2009

Por la Sierra de los Santos (abril 2005)

Lejana en el tiempo queda ya la excursión de un solo día realizada en abril de 2005 a la desconocida pero bellísima Sierra de los Santos (Villaviciosa de Córdoba), en sierra morena central, en la provincia de Córdoba.
Miguel, Luis, Falín y Antonio componían el cuarteto matacán que se echaba al monte con la esperanza de poder atisbar principalmente venados en los alrededores del Névalo, río que recorre esta olvidada, bella, solitaria y bravía serranía de norte a sur y que va a morir al Bembézar, ya en el contiguo Parque Natural de Hornachuelos, también en Córdoba.
Es un terreno donde la primacía la ejerce el pinar, fruto de las discutidas repoblaciones que realizó el antiguo Icona allá por los 70's, aunque también cuenta con algunas manchas de vegetación autóctona, principalmente encinares.
Es un paraíso cinegético con el inconveniente de que la gran mayoría del terreno es de propiedad privada, el sempiterno problema con que contamos los amantes de la naturaleza por estas latitudes. Ciervos, gamos, muflones y jabalíes se encuentran entre los habitantes más habituales de estos frondosos pinares, que cuenta aún, por fortuna, aunque no sabemos por cuánto tiempo, con una pequeñísima población lobuna que de vez en cuando se hace sentir con alguna lobada, como la acontecida a principios del pasado 2008 en una finca cercana a Villaviciosa y que se saldó con una treintena de ovejas muertas. Ya se sabe que el ganadero se ha acostumbrado a la no presencia habitual del lobo en estos parajes y no guarda al ganado debidamente, tal y como se hacía no hace muchos años. Otro habitante ilustre de estos parajes es algún que otro ejemplar de lince y cuenta también con varios nidos de águila imperial.
El eje principal por el que transcurrió la jornada es una pista forestal en buen estado de conservación que sale casi desde el mismo pueblo de Villaviciosa y que discurre en dirección oeste hacia la aldea de La Cardenchosa, perteneciente al municipio de Fuente-Obejuna, y que actúa como eje vertebrador de las numerosas fincas de caza mayor que se dan a uno y otro lado de la pista.
Parajes de singular belleza como Cabeza Aguda y Casas rubias, a uno y otro lado del Névalo fueron el objeto de las andanzas del club, antes de terminar gracias al todoterreno de Falín, no sin antes algún contratiempo, en la citada aldea de La Cardenchosa.

Un matacán siempre ha de estar presto ante cualquier incidente


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