jueves, 23 de julio de 2009

Berrea 2005

Salida del Club Matacán para ver la berrea del ciervo, un clásico ya de las excursiones del club. En esta ocasión (otros prefirieron la feria de Coria) los integrantes eran Pepe Córdoba (Gran Matacán) acompañado de los matacanes Luis y Antonio.
Las últimas salidas de berrea tuvieron como escenario las inmensidades de Sierra Morena (San Calixto, Villaviciosa), pero en esta ocasión nos decantamos por adentrarnos en tierras mitad gaditanas, mitad malagueñas, en pleno Parque Natural de los Alcornocales.
Quedamos tempranito, a las 6 de la mañana, aunque una matacanada de Antonio olvidándose los prismáticos (elemento imprescindible para todo aquel buen observador de berrea) hizo que el Gran Matacán se impacientara un poco al ser recogido unos veinte minutos más tarde del horario previsto.
Hubo que hacer una parada de emergencia porque el Gran Matacán volvió (un hecho constatado ya en los últimos viajes) a marearse y en Ubrique comenzó a vomitar, confundiéndose con los adolescentes que a esas horas terminaban su particular botellón.
Bueno, después de estos pequeños imprevistos, el club llega a su punto de destino; eso sí, envueltos en una pertinaz neblina que presagiaba un día no demasiado apto para ver a los bichos.
Y los malos presagios se cumplieron; no por la niebla, que levantó y nos brindó una magnífica mañana campera, sino porque los señores venados aún tendrán que esperar unos diítas para entrar en celo. Y es que la sequía que tenemos encima ha hecho que la berrea se vaya a retrasar este año. Hasta que no caigan las primeras aguas otoñales no comenzará este espectáculo, una de las mayores emociones que nos regala la naturaleza. Sin embargo, quedamos prendados de los paisajes tan maravillosos que nos brindó el poco conocido por los matacanes Parque Natural de Los Alcornocales. Una inmensidad de encinas, quejigos y alcornoques que le trasladan a uno a otra época, a ésa que cuentan en que las ardillas iban de árbol en árbol y eran capaces de cruzar la península de cabo a rabo.
Las ciervas nos tuvieron entretenidos porque se dejaban ver con cierta facilidad entre los claros del monte, aunque echamos de menos ver algún buen macho.
Mención aparte la cabeza de lomo de jabalí que nos hincamos por cortesía del Gran Matacán a modo de desayuno en el monte.

Tan sólo un exceso de celo al congelar las cervecitas que llevábamos nos brindó del acompañamiento idóneo, pues estaban hechas unas piedras y como la mañana estaba fresquita tampoco ayudó para que se descongelaran a tiempo, aspecto éste a tener en cuenta para próximas excursiones.
En conclusión, habrá que salir en un par de semanas para ver la berrea en su plenitud. Y un deseo: que llueva pronto, no sólo por la observación de la berrea, sino porque el campo (y sus habitantes) está deseando que se vuelvan a llenar las charcas y ver correr arroyos y riachuelos. Es descorazonador ver la tierra tan agrietada y seca envuelta en un amarillo ocre infinito. Y con esos venados tan delgaditos...
P.D. Ni qué decir tiene que después de la jornada refrescamos nuestros gaznates en la venta del Puerto de Gáliz, aunque la carne de monte se nota que es congelada y hasta que no empiecen las monterías no estará en su punto.
Septiembre de 2005.
Matacán Antonio

2 comentarios:

  1. Acabo de descubrir vuestro blog. Las berreas son lo mío aunque las de Palencia. Lo que no comparto es que nos veais como plato culinario

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  2. Bienvenido amigo Crispín.
    El Matacán Antonio, autor de esta entrada, me pide que te traslade el siguiente comentario:

    "Amigo Crispín, buena tierra Palencia, por donde el Club Matacán también disfrutó de lo lindo hace unos años teniendo como base de operaciones Brañosera y Barruelo de Santullán. A ver si podemos subir unas fotos de nuestra estancia por la extraordinaria montaña palentina. Siento no estar de acuerdo contigo en el aspecto culinario, pues considero que la naturaleza establece la cadena trófica y, para bien o para mal, estamos en la cúspide de ella y aprovechamos los recursos que ésta nos brinda, como omnívoros que somos, al igual que hacen otros depredadores complentando así el círculo de la vida.
    Otra cosa es la gestión de la caza, que por lo que sé (no soy cazador), deja mucho que desear y de lo que habría mucho que hablar. Pero ése es otro debate.
    Un saludo.
    Matacán Antonio"

    Ha intentado publicarlo el directamente pero los caminos de la Red son imponderables ...

    Saludos.

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